Soy de las personas que creen que un nombre, apellido y edad no me permite conocer mas allá de eso; que son las historias, vivencias, modo de escribir, de actuar, las que pueden no darles a conocer mi identidad pero si mi propia esencia. Es por lo que creo necesario contarles algo de mi historia:
Me llamo Patricia del Carmen Fernández, nací el 16 de diciembre de 1981, niña inquieta, curiosa, caprichosa y mimada si las hay. Descontrolada por aprender a comunicarse con su familia, compañeros y maestros y descubriendo a medida que crecía que relacionarse con cada persona es ir construyendo pequeños mundos que nos enriquece por igual, que van formando desde la personalidad hasta lo que hoy es mi vocación.
Comencé por pequeños escritos que viajaban de un banco a otro, en un aula del Instituto domingo Faustino Sarmiento en La Calera, cuando cursaba 3° grado. Escritos que catalogados como travesuras, comenzaron a despertar en mi los deseos de escribir y ser leída.
Con los años, los trozos de papel se convirtieron en notas mas extensas y cada vez mas personalizadas, cartas con destinatarios, temas, estructuras y propósitos diferentes; que ya en el secundario eran cuadernos donde hablábamos de muchas cosas, problemas familiares, internos, con otro integrante del grupo de amigos y tantas cosas mas (verdaderas terapias si me permiten recomendarlo). Esos cuadernos que nacieron en mi adolescencia nos permitía saber aquello que costaba incluso expresar al aire. Ese cuaderno era quien reflejaba, no solo quienes éramos y somos, más allá de prejuicios, de toda moda, de toda realidad en esos cuadernos éramos quienes queríamos ser.
Hoy aquí, comienzo un nuevo cuaderno del cual espero seas parte y todo, donde la consigna es compartir y conocerse y donde todo lo expresado llevara el sello propio de las diferencias, que son las mismas que hacen de cada historia de vida, un ser especial.
Me llamo Patricia del Carmen Fernández, nací el 16 de diciembre de 1981, niña inquieta, curiosa, caprichosa y mimada si las hay. Descontrolada por aprender a comunicarse con su familia, compañeros y maestros y descubriendo a medida que crecía que relacionarse con cada persona es ir construyendo pequeños mundos que nos enriquece por igual, que van formando desde la personalidad hasta lo que hoy es mi vocación.
Comencé por pequeños escritos que viajaban de un banco a otro, en un aula del Instituto domingo Faustino Sarmiento en La Calera, cuando cursaba 3° grado. Escritos que catalogados como travesuras, comenzaron a despertar en mi los deseos de escribir y ser leída.
Con los años, los trozos de papel se convirtieron en notas mas extensas y cada vez mas personalizadas, cartas con destinatarios, temas, estructuras y propósitos diferentes; que ya en el secundario eran cuadernos donde hablábamos de muchas cosas, problemas familiares, internos, con otro integrante del grupo de amigos y tantas cosas mas (verdaderas terapias si me permiten recomendarlo). Esos cuadernos que nacieron en mi adolescencia nos permitía saber aquello que costaba incluso expresar al aire. Ese cuaderno era quien reflejaba, no solo quienes éramos y somos, más allá de prejuicios, de toda moda, de toda realidad en esos cuadernos éramos quienes queríamos ser.
Hoy aquí, comienzo un nuevo cuaderno del cual espero seas parte y todo, donde la consigna es compartir y conocerse y donde todo lo expresado llevara el sello propio de las diferencias, que son las mismas que hacen de cada historia de vida, un ser especial.
